Frescura

Frescura
Pero el ruido del mar no se comprende, / se desploma continuamente, insiste / una y otra vez, con un cansancio / con una voz borrosa y desganada.... [Circe Maia, 1932]

sábado

En criollo...

Les dejo un cuento que encontré husmeando el blog del Sr. Pedro Mairal, el Señor de abajo. Me gusta como cuenta Mairal, sus imágenes tienen un corazón que me es familiar, hay una complicidad... El tono de su voz se mete -inevitalblemente- entre mis las entrañas, es jugado. 
Por eso se los comparto, no es tibia para mi la cosa.

Este cuento salió publicado en la antología "En celo" (editorial Mondadori). Para que sepan de qué va...
Me gustó mucho, espero que sepan leerlo sin espantarse. Es una historia muy cruda y evocativa.

http://elseniordeabajo.blogspot.com.ar/2007/12/coger-en-castellano.html

Leerlo me hizo pensar todas esas cosas que hacemos "en castellano" que no podemos hacer en otro "idioma". Ya escribiré algo....

viernes

Ayer murió Adrienne Rich

(1929-2012)


Poeta feminista norteamericana. Elogiada por Auden. Murió a los 82 años.

“Pienso esto en un país/ donde las palabras se quitan de las bocas/ como el pan se quita de las bocas/donde los poetas no van a la cárcel/ por ser poetas, sino por ser/ de piel oscura, mujeres, pobres. Escribo esto en un tiempo/ el cual lo que escribimos/puede usarse contra quienes amamos/ en el que no se da nunca el contexto/aunque intentemos explicarlo, una y otra vez. / Por el bien de la poesía al menos/ tengo que saber estas cosas”


III
Intentar sentarse a la máquina de escribir
una cálida tarde de verano
en una mesa junto a una ventana
en el campo, intentar fingir
que tu tiempo no existe
que tú eres simplemente tú
que la imaginación se extravía simplemente
como una gran polilla, sin intención
intentar decirte a ti misma
que no tienes compromiso
con la vida de tu tribu
el aliento de tu planeta.

Bacalao deshidratado / Choi Seung-Ho

Bacalaos Julieta


De noche en una tienda de alimentos
entre el polvo asentado con el tiempo
cubriéndose un día más de la suciedad de las manos que los tocan
esperan un día más sin remedio alguno
los bacalaos deshidratados,
un pelotón de bacalaos deshidratados
que cuelgan alineados de un palillo.
Me refiero a las cabezas perforadas por la muerte.
Una veintena de lenguas
tan duras como las piedras.
Creo que he hablado de los mudos de las tumbas
y de personas que padecen estreñimiento de palabras.
Ojos destripados y resecos
aletas endurecidas de los bacalaos deshidratados
pensamientos que parecen palos de madera
personas que parecen palos de maderas sin brillo
personas que llevan en sus corazones aletas frescas
y no tienen a donde ir nadando.
En el momento en el que pienso
son unos infelices,
súbitamente
los bacalaos deshidratados abren ampliamente los ojos
ya lo ves, tú también eres un bacalao deshidratado,
eres un bacalao deshidratado, un bacalao deshidratado
gruñía hasta quedar con los oídos zumbando.
De Autobiografía de hielo
 traducida por Kim Un-kyung
editada por BajoLaLuna


Algo sobre Choi Seung-Ho y Autobiografía de hielo

Nació en 1954 en Chuncheon, Corea.  
El bestiario que despliega en sus imágenes Choi Seung-Ho incluye cucarachas, almejas, arañas, cabras, bacalaos, gatos, cangrejos. Las heces, la sangre, una visceralidad límite, son más que palabras. Por momentos pareciera que la escritura surge de sus tripas. Y no es casual que se tenga la impresión de estar observando “la soledad de un enfermo mental”. El budismo podría ser un amuleto, pero Choi Seung-Ho no se lo toma en serio: “La estatua de Buda que medita medio vestido no tiene pensamientos profundos”, anota. Y aclara: “No tengo palancas / ni fondo de apoyo. / Ni Dios ni Buda pueden ser palancas mías: / estoy solo. / Por no tener nada en qué apoyarme / me apoyo en mí mismo”. Seguir leyendo la crítica de Guillermo Saccomanno en Página 12.

miércoles

El 'Penca' Bustriazo Ortíz



Tan huesolita que te ibas
 tan envidiada de qué sombras la tierra ardía huesolita
 la siesta ardía melodiosa tan como ibas tu sonrisa era
 una piedra arrobadora y era otra piedra mi costilla
 dulcequeamarga solasola cuajada de alta pedrería eran
 tus voces tan palomas eran tus manos piedras finas
 guitarra tan azuladiosa eras la piedra que acaricia piedra
 te ibas quién te roba última brisa de la brisa o
 flauta mía o leja y rota tan huesolita que te ibas tan
 de la gracia mucha y poca si cuando vuelvas ves mis
 días oh piedra llena llaga

             hermosa!

el intenso dice
 un adiós el intenso dice una sombra mi amor aterciopelada palaciega en esta tarde regocijante y tristonosa las gentes se ponen máscaras oh no mi amor se sacan los rostros se arrancan infantilizados la identidad remota y saltan saltan y no son langostas siquier y tristemente remedan al ancestral sagrado qué estoy diciendo mi amor yo celebrante rojo celebrante amarillo y negro y azul huelo a collón a piedra pintada a sien quemada huelo a corazón ahumado huelo a rodillas blanconas a canillas bermejas mi amor dios quiera que no pienses como yo en esta tarde que huele a tambores colorados a bajo vientre castaño a tobillos simplones a talón pintarrajo mientras la soledad los va comiendo y chilla

               (t. 23, 24)
                a ch.

                                  de Caja amarilla, 1973-1974, inédito



DATOS DEL AUTOR
Juan Carlos Bustriazo Ortiz (Santa Rosa, La Pampa, 1929). Autodidacta. Su actividad de radiotelegrafista lo llevó a recorrer y conocer la mayor parte del Territorio de la Pampa Central. Durante muchos años fue corrector y linotipista del diario La Arena. Animador cultural de varios boliches y peñas de la ciudad de Santa Rosa. Varios de us poemas han sido musicalizados por los músicos pampeanos. Su obra fue declarada de interés provincial. La profesora Teresa Girbal lo incluye en el texto de investigación Estudios de Literatura Pampeana (1974), 1981. Ha sido publicado en las revistas Bardo; La Danza del Ratón; Alguien llama. Carpeta de poesía argentina; Diario de Poesía; Patagonia/Poesía; Museo Salvaje; Alter Ego; y en los suplementos “Confines” (diario El Patagónico, Comodoro Rivadavia, Chubut) y “Caldenia” (diario La Arena, Santa Rosa, La Pampa). Aguarda su edición la antología Herejía bermeja, preparada por el poeta Cristian Aliaga. Hoy vive ─o sobrevive gracias a una pensión que le otorgara el gobierno de la Provincia de La Pampa─ en una humilde casa de barrio y bajo el atento cuidado de su señora esposa Lidia Hernández.

Pasen y vean

Después de cafés y cafés y cafés con Grillo decidimos abrir nuestro blog. Yo lo siento un blog/cofre, algo así como una bitácora donde meter -con bruta fuerza o fragilidad de lágrima- esos textos que tanto queremos, nos despiertan curiosidad o mucha bronca. Los invito a que se den una tavuel por nuestro bulincito poético, sus lecturas calentarán a las poesías que con frío y recién mudadas empiezan a poblar estas paginas que suben y bajan. 


Les linkeo una entrada. Un poema que me lleva a Tigre, que me lleva al tigre.


¿Qué crímenes cometo por "amor al saber"?

Filosofía significa "violación a un ser viviente".Viene del griego filoso, "que corta mucho", y fía, 3ar persona del verbo fiar,
que quiere decir "confiar".

Susana Thénon en Ova completa



martes

Cuando salí / Leonard Cohen


Cuando salí a explicarle
El amor que no tiene explicación
Ella se escondió en temas de mármol
Y profundos relieves de oro.

Cuando la tomé en carne y hueso
Y floté sobre sus caderas
Su pecho era una red de pesca
Para cosechar labios de niños.

Un suave rechazo en su mirada
Y me sentía más que libre
Pero me llevó un tiempo asumir
Mi total transparencia.
Siglos desde que iba a mirar
O ella se escondía
Rota la tapa roto el libro
Las historias sueltas.
Pero alguien de hilo y niebla
Acompaña todos sus encantos
Ve más belleza de la que yo vi
Cuando estaba en su sitio.


Mini-Reseña del Blog de la Librería Norte
Leonard Cohen es una de las figuras más fascinantes de nuestro tiempo. Su voz rota y leñosa ha cantado todas las miserias y grandezas de la condición humana a lo largo de más de cuarenta años. Muchas veces se le ha calificado como uno de los mejores poetas del siglo, gracias, en gran medida, a que su talento musical ha ido siempre acompañado de una asombrosa destreza verbal. Este Libro del anhelo constituye estrictamente un poemario, un libro en el que el autor ha trabajado durante más de veinte años y en el que ha volcado todo su saber, sus dudas, sus miedos, sus consideraciones en torno al amor, la vejez, el mundo que nos rodea, la muerte. Acompañados por dibujos del propio Cohen, este libro es un complemento imprescindible a sus canciones.


Dato curioso


Jorge Drexler toca una milonga con la letra de la canción "Dance me to the end of love" en el disco Cara B.

domingo

Malabarismo / Daniel Durand

Bajó el sol, salgo a la sombra del patio
para hacer malabares. Tiro
las bolas bien alto y
al levantar la vista veo
el cielo todavía soleado.
Dentro de unos días se morirá mi madre.
Unas cuantas golondrinas
vuelan a media altura
entre la casa y el cielo,
se pelean con chirridos
y se alimentan de insectos invisibles.

de Ruta de la inversión

"Solo hay que andar: ningún sentimiento es remoto" Rilke


IN - MER / LÍQUIDO AMNE - ÓTICO


viernes

Entre tú y yo siempre se opone,
por mucho que intentemos ignorarlo,
la antigua costumbre que dispone:
"todo extraño escozor hay que acallarlo"

Entre tú y yo siempre se impone
la consigna: "¡Aquél, aniquilarlo!"
Así nuestro amor ya presupone
la hoguera que vendrá para borrarlo.

Las innombrables escalas de la injuria,
acoso sin fin, muerte y olvido,
prisiones, hogueras, eso es amarte.

Mas lo terrible no es la tediosa furia
en que cenizas nos deja convertidos,
lo terrible es saber si podré hallarte.

La habana (1971)

Reinaldo Arenas
Voluntad de vivir manisfestándose

miércoles

¡Felíz día poetas!

Solos, vertiginosa condición...
Solos, vertiginosa condición
de solos, salida cerrada
que no se comprende, que no consigo
mudo, a redobles de sangre,
comprender.

El deseo, el amor
que hubiste por las cosas, humo
disolvente de todo el pasado,
de todo este hoy
que ya fue y que será
y que ahora es aire.

Porque quién puede, quién acierta
acaso
a descifrar la vida,
este cuerpo de imágenes
que a diario mueren
desde tus ojos,
al hombre detenido
y su cigarro acabándose,
tanta pasmosa sucesión
de carne y espíritu
en su decadencia.

Ahora estás cerca, hermano,
y todo pasa
o queda; uno tras otro
quedan, por buscarse,
hombres y días
abrazados a su ceniza eterna:

como vos, como yo, precisamente
solos de conciencia.

En: Solos de conciencia
Javier Adúriz, 1948-2011

martes

Bajo la ducha amar

Bajo la ducha amar, jabón y besos,
o en la bañera amar, vestidos de agua,
amor escurridizo, huye, se traba,
vuelve a huir, agua en los ojos, agua en las bocas,
baile, navegación, inmersión, lluvia,
esa espuma en los vientres, la blancura
triangular del sexo ―¿esa agua, esperma,
amor desvaneciéndose, o nos volvemos fuente?


Carlos Drummond de Andrade

"Lo que adoro en ti es la vida"

Breton & Lambá


Lo que yo adoro en ti
No es tu belleza.
La belleza es en nosotros donde existe.
La belleza es un concepto.
Y la belleza es triste.
No es triste en sí,
Sino porque hay en ella de fragilidad
 e incertidumbre.
Lo que yo adoro en ti.
No es tu inteligencia.
No es tu espíritu sutil,
Tan ágil y tan luminoso.
-Ave libre en el cielo matutino de la montaña.
No es tu ciencia

Del corazón de los hombres y las cosas.
Lo que yo adoro en ti
No es tu gracia musical,
Sucesiva y renovada a cada momento,
Gracia aérea como tu propio pensamiento,

Gracia que perturba y que satisface.
Lo que yo adoro en ti
No es la madre que ya perdí.
No es la hermana que ya perdí.

Y mi padre.
Lo que yo adoro en tu naturaleza
No es el profundo instinto maternal
En tu flanco abierto como una herida.
Ni tu pureza. Ni tu impureza.
Lo que yo adoro en ti -¡Lastímame y consuélame!

Lo que adoro en ti es la vida.

Madrigal melancólico / Manuel Bandeira

lunes

No-mujer

Soy una no-mujer y busco no-cosas.
No es insatisfacción, es incompletud.
Vivo entre secretos y cajones que se cierran sin hacer ruido.
Se me agudizó el oído, escucho a través de las paredes, de las puertas cerradas con trabas que solo yo puedo abrir.
Afuera hay bichos y murciélagos, de vez en cuando prendo la luz.
Mi saliva tiene altas dósis de adrenalina, lo degusta mi lengua mansa.
Tengo torrentes de sangre que cabalgan un ritmo irregular, hacen ruidos disonantes, van y vienen con violencia.
Palpitaciones. Mis corazonadas se oyen ajenas. Las oigo como el goteo de una canilla que pierde lejos y nunca va a cerrar.
La noche es un pueblo fantasma y lo recorro sin prisa, pero muerta -de miedo. Mis ojos son pies que pisan lento el barro mojado y sucio de caminos familiales.
A veces, solo a a veces, me doy cuenta que mi cuerpo está lleno de cascaritas. Y yo arranco esos pequeños cadáveres de piel y los mastico en secreto.
El tiempo es una cinta transportadora sin boton para frenar. Parada a un lado, miro como se me van personas, se me van palabras, se me van momentos. Nada puedo hacer para retenerlos, soy un colador de las cosas con sustancia. Efímeras las miradas dejan huellas en mis ojos, pero son solo rastros. Los cuerpos me traspasan como espíritus.
Soy una no-mujer y busco a un no-hombre.
No puedo evitarlo. Desde Afuera, parece una sed de no-caricias. No es tan así, aunque mi piel se volvió árida, áspera. Se curtió con indiferencia, lejanía y silencio. Las distancias hace tiempo se volvieron carcomedoras, mas soportables. Y juego con la calma y la locura como con dos plastilinas de distinto color. Solo me molesta el estar en fuga de los que me rodean. La incapacidad de quietud. Todas estas cosas parecen trágicas, lastimosas pero convivo con ellas armoniosamente.
Callejeo la ciudad, busco con vehemencia los huecos que deja la gente completa. Integra.
Encuentro refugio en la tangente de las formas. En las líneas gestálticas, esas que parecen cerrar.
Sé que mi destino no es ser una si-mujer, una hembra ejemplar, completa. Pero quizás, anhelo ser una
casi-mina, una tipa en construcción, una criatura con fuerza que evoluciona sin llegar nunca a ser el producto final. No quiero ser luminosa. Habitar los matices, ir de la luz a la sombra, bañarse en agua y barro es una manera de nutrirse de vida, de humanidad.
No mendigo una mente brillante, abrazo con cariño mis opacidades. No quiero una sociabilidad perfecta, eligo mis tintes ermitaños. Este enjambre de pasión y deseo está bueno cuando lo domesticás un poco.
Tal vez, la cosa tiene que rodar más cómoda. Hay un par de decisiones que más vale tomar de un trago y sin respirar. Otras estan hechas para ser rumiadas en paz. Lo que sí, la cosa va de que hay que hacer.
Mover fichas, apostar. Creer, achinar los ojos, apretar las muelas, esperar. Festejar o putear. Pensar y no pensar, porque sé que la razón no es el mejor hilo para zurcir mi cicatriz.

¿Quién sos, Jacqueline?

Water Flowers por Jacqueline Lambá









viernes

DE/PASO

Sigo a mis pasos / ello avanzan y yo los sigo como siguiendo otros pasos / tarde llega mi pie a la pisada / busca el ritmo / como los dedos que acarician las cuerdas de una guitarra nueva / explorando por tacto/ busco un ritmo que no es mio pero ya escuché.


Encastrar los movimientos en el tiempo / far behind / suave dejándose ir / así caminan los pasos / que doy que se dan momento a momento / relieve que arde por salir a la superficie / y se va yendo como una historia que avanza.


Desconfío / el tanteo de la huella es inseguro / cuando el desconocimiento mutuo brota / hay un principio de timidez / huellas que se están por concebir / iluminaciones en límite / llenándose los espacios de historia / tanto más aliviados los pasos / vierten en las huellas los ecos del camino.


De golpe y como siempre un instante especial / el tiempo se toma un tiempo / pie y huella se miran antes de la colición / la mirada de deseo eterniza el instante / pero marchita / cambios que vuelven a volver / cuando no se piensa arremete la pasión.


Uno y otro con rastros de los dos / irreversible / la huella es huella luego de ser pisada / y ahora lleva tatuado el carácter del pie / él no sería pie si no graba huella / viajará poblado del polvo de suelo pisado / rastros que vuelan por lo bajo.



Paso a  paso dos superficies se hacen una / la caminata es una gran maquina de coser / hilvana dos telas / el modo de pasear hace a el punto de costura / de pinchar se trata / un ritmo que nadie controla / cicatriz que recorre linealmente la historia del camino / que emana la magia intrínseca del paseo.



Y cuando el día cae / los pasos resucitan / huecos en la oscuridad ya casi no / las presencias lejanas laten cerca / del piso que se recorre sin prisa / y el viento que amortiguó los cuerpo / y el hilo invisible que anudó masas palpitante / ese hilo quizás no existe / está en Dios.

martes

¿Qué es el deseo? / Fabián O. Iriarte

Si el deseo, como dijo alguien, es una “enorme cicatriz luminosa”,
quizás tuviera razón. Quizás tuviera razón
o error. Si ahora es una cicatriz, entonces
el deseo fue alguna vez herida abierta, derramada, manante,
una herida que arrastra y arrastra el cuerpo
y lo arrastra hasta el borde
de otro cuerpo—el tuyo—y una vez allí
el deseo es un cuchillo
que corta o abre un abismo en la carne
y después escalpelo que rasga
parte de tu conciencia y de tu tacto
como una operación quirúrgica y no te deja,
no te deja dormir porque de ese espacio o llaga
se escapa y mana como sangre inacabable
y parece que busca dejarte o dejarte sin ganas
de nada más. El deseo viene y te hace eso y se va,
pero se queda y es esa “enorme cicatriz luminosa”.
Tiene luz pero duele. Tiene dolor pero no te importa
porque el deseo te mantiene vivo, es prueba
de tu existencia en su mismo acto de herir,
abrir, curar y dejar la cicatriz siempre prendida.

domingo

Crónicas de viaje en bondi

La gloria


Cada vez que viajo en colectivo
Espero mientras pienso
Freno –y me siento omnipotente
saludo a un hombre
pido una tarifa de boleto
e intento sentarme.


Si lo logro, abro la ventana o la abro un poco más si ya está abierta. Lo suficiente para refrescarme y no molestar a los otros viajantes.



Miro los primeros minutos por la ventana sin mirar, como disimulando. Siempre da cierto pudor ser el "nuevo".


Luego empiezo a analizar a los otros pasajeros. Miro rostros, miro manos, miro posturas. Bolsillos, medias, barbas y anteojos. Imagino sus nombres, sus destinos, sus preocupaciones.


Juego a adivinar sus paradas. Hay perfiles exactos, hay gente que se corresponde con su parada inevitablemente.




Una vez que sé quien viaja conmigo –que me integro al grupo viajante-, apoyo la vista en la calle que va quedando atrás, activo una especie de modo piloto y pienso.

Pienso sin abrazar mucho lo que pienso. Es más bien un pensar desaprendido. Un pensar liberal como esos amantes que casi no se tocan o que después de un encuentro no se ven nunca más.


De vez en cuando, un cartel de neón o una gigantografía en una medianera fijan alguna palabra en mi flujo correntoso de pensamientos. Esto hace las veces de un ancla. Entonces, me alento, desmenuzo y empiezo a dialogar con una voz que está dentro mio pero no es mía, y no siempre es la misma.




Las cuadras previas a mi parada son tremendamente dolorosas. Me doy cuenta que estoy llegando porque todo se torna familiar: los locales de ropa, los kioscos, los porteros fumando en las puertas de los edificios, los vendedores ambulantes y esas personas que siempre están. No hay duda que es acá, pienso. Y el colectivo pareciera acelerar la velocidad y mi mirada como un par de brazos intenta sostenerse de las esquinas para aletargar la llegada.


Duele mucho abandonar esa ventana, tener que ceder ese asiento que calenté por tanto tiempo, ser consciente que nunca más compartiré un viaje con esas personas.




Me paro, caminó lento hacia la puerta –siempre es mejor si otro es el que toca el botón-, miró de reojo a mis efímeros compañeros de viaje. Casi imperceptibles, siento sus miradas y la ínfima pena que les da mi partida. La puerta se pliega, me sostengo de las manijas y salto como lanzándome al vacío. Quizás, haya algo de verdad en esa sensación: afuera todo es vacío en movimiento. La vorágine me genera esa adrenalina vertiginosa y, al mismo tiempo, la sed de viajar nuevamente en colectivo.



sábado

Taichi-chuan


Se urga donde se hace profunda la materia, donde es blanda la superficie y vuelve todo a su lugar luego de la inmersión. Se pierden las nociones y todo queda pendido de un arnés que no es de fiar. Rápidos los movimientos que por hacer estabas, tambaleante el manotazo te salvó. Hace ya rato que abres los ojos como intentando expulsarlos. Tarde es. No pudiste evitar que entre todo eso que, blando y amorfo, te encegueció. Respira pequeña personita, sal a la superficie de smog urbano y enchufa de vuelta tus neuronas, dales de una vez tu electricidad vital.

viernes

La Vagante

Vaga el que anda errante por la vida. Vagar es un permanecer cambiante, es andar sin rumbo, girar solo por ahí. Vagabundear o cirujear es vivir en déficit, tener diversos vacíos, experimentar sed y hambre de muchas cosas. Es un estado temporal, es un modo de pensar, una forma de buscar. El vagante anda por los márgenes, es un marginado. Y por eso, mira distinto. Contempla sin tiempo. Lúmpen de sentido común. Vagar no es surfear, ni hacer kite… es barrenar sin tablita, las calles, los momentos, las ideas.

lunes

Modelo en estudio de pintor / Griselda García

El pintor y su modelo - Pablo Picasso


Ansío el roce del lápiz contra el papel
la caricia del pulgar que esfuma el trazo.
Voy a esperar a que prepare sus cosas.
A que despierte el ojo que todo lo ve.


30 minutos. Su rostro rezuma sudor.
Me mira y es como si viera
más allá del más allá.


45 minutos. Un mosquito hunde su trompa.
El poro se rebela en hinchazón.
El isquión lucha por adaptarse,
un deslizamiento mínimo
que atenúe la molestia.


50 minutos: "Abre los ojos"
La menor tensión del músculo
cambia la escena, la pose se modifica
el rictus es otro, nuevo y distinto.


60 minutos. La mancha de vino en la pared
se convierte en un espía a quien llamo Dimitri.
Con él dialogo en la duermevela.


75 minutos: "No muevas la mano, por favor".
Los huesos del coxis gritan desde su caja.
La inmovilidad que parecía un descanso
se vuelve una jaula en la que estoy atrapada
en la que busco no ya estar cómoda
sino atenuar el dolor.


A través de los párpados la luz cambia.

Al final, la disciplina hace la vida más fácil.
A una orden suya podré moverme
pero eso no me hará libre.


Voy a correr a abrazarlo.


I
El pintor


Esa mañana abandonó su túnica
con la impunidad de toda bella.
Yo aparté los ojos:
su figura desafiaba a la vista.


Con mis manos sin pudor
hubiera dado diez años
por reconocer sus detalles
y dibujarla con la paciencia del viento.


No podía, como antes, mover
el pincel durante horas
mi cabeza flotando sobre océanos
y levantar la vista para
captar el paso de la luz
en el mediodía de verano.


Su esencia de mujer
pulsa cada fibra de mi ser hombre.


Sé lo que hubiera dicho mi maestro.

No voy a condenarla a la chatura del papel
voy a darle dimensión de vida, la mía,
y amarla.



II
La modelo


Esas mañanas te veía
entornando los ojos para captar
la incidencia de la luz, las sombras
recortándose en la trama de mi piel.


Me costaba mantener la quietud
cuando te acercabas
para reconocer cierto pliegue
de la tela, algún matiz.
Hubiera querido tocar tus manos
tus dedos con el tizne del carbón.


No me mires, mirame.
Que tus ojos se hagan
de agua y pueda beberlos
que no veas más que mi cara 
en otras caras.


En cada jornada sos vos el modelo
y yo la que absorbe mil detalles
de placer en tu figura.


Paso las tardes con el recuerdo
de tu cuerpo de hombre
doloroso y dulce.
Te amo aunque no lo sepa


todavía.


Griselda García (Buenos Aires, 1979).
Poemas inéditos.

domingo

Moraleja: [espacio vacio] II parte

-Roberto, te fuiste a Santa Rosa de Calamuchita! Mirá qué le contás al Doctor! Doctor, usted va tener que entender a mi marido. Rober es una persona que vomita una cantidad de palabras por minuto que no se calcula ni con una calculadora científica. A veces no entiendo cuando dicen que las mujeres son las que hablamos hasta por los codos. En casa, Robertito las cinco horas que esta "presente" -el resto del día trabaja, mira tele, lustra sus trofeos de natación o duerme- no hace otra cosa que hablar, hablar y hablar. Y sabe lo que más me molesta, Doc. Le puedo decir así, no? No se me ofende? Bueno, le decía que lo que me enerva la sangre es que el señor tiene lengua fácil para las pavadas, los chismes, o los comentarios de los partiditos de futbol que se juegan en el baldío de la esquina, pero cuando tenemos que hablar del asunto... chito la boca. Mutis por el foto. Tapa tapita. Qué me dice de esto, doctor? Sí, Rober, no me mirés así y hacete cargo. Como vos bien decís, acá hay gato encerrado. Lengua encerrada yo diría. Entre esos dientes que ya no resisten. Entre paréntesis: Roberto, es una vergüenza que me hagas sacarte turno con el dentista todos los meses y lo canceles a último momento porque te da miedo. Contale al doctor del cuiqui que te da el torno en vez de andar criticando a tu tía Genoveba, pobre que en paz descanse. Ah, claro! El señor viene a hablar de los demás, pero de él nada. Doc, yo no quiero ser alcahueta, la idea es que cada uno saque sus trapitos al sol, no? Así funciona esto? Usted vendría a ser una especie de tintorero chino, japonés, coreano que los plancha con esas planchas gigantes que echan un vaporazo que por momentos lo hace desaparecer. Qué buenas estan esas planchas, che. Me acuerdo que cuando era chica acompañaba a mi mamá a la tintorería y Lin Yú -nosotros le decíamos Jorge, él decía que lo hacia sentir más argentino- siempre, siempre me regalaba un almanaque, esos chiquitos con fotitos de gatitos, perritos, paisajes fabulosos... que dicho sea de paso, hace poquito me enteré que estan hechos en la compu. Si Rober, Julián -mi sobrino, doc- me contó que se hace con un coso que se llama fotochop o algo así. Son de mentira entendés? No sabés la desilusión que me dio. Años y años pensando que esos lugares fantásticos con cascadas fabulosas, arboles de color verde loro, frondosos y llenos de frutas, existían para venirme a desayunar que son de mentiritas... Mira lo inocentes que éramos antes que me acuerdo que en uno de los almanaques que me regaló Jorge había un tigre de bengala con las manchas violetas y yo pensé que en algún país de Asia o uno de esos, existía. Sí, Doc yo estaba segura, segurísima. Soñaba con el tigre de bengala con manchas violetas. Muy triste. Pero usted vio como son las cosas, a veces nos terminamos dando cuenta que vivimos un poco ciegos. O que lo que pensamos que vemos no es lo que creímos ver toda la vida. A pesar de eso, hay recuerdos que me gustan conservar intactos, por más que hayan sido espejismos o ilusiones ópticas. Como el de Jorge. Esos almanaques eran más que simples almanaques. Eran una filosofía de vida. Una concepción milenaria de los días, del paso del tiempo. Los ojos de Jorge así rasgados como granos de arroz escondía un misterio, un arte marcial. Porque no puedo dejar de decir, Doc -y esto Rober no lo sabe porque no se lo dije nunca-, Jorge para mi era... era... un gran misterio, todavía no estoy segura si era una persona de verdad, si tenía carne y huesos detrás de esa piel amarillo azufre. No se qué será de la vida de Jorge hoy, pero cada tanto sueño con él. Y sabe, Doc, hay algo raro en los sueños... Es como si Jorge fuera envejeciendo en mis sueños, a medida que pasan los años...

Yo te prefiero / fuera de foco / inalcanzable./ Yo te prefiero / irreversible / casi intocable.

Avelópolis I

Precisamente:
- Una terraza de medianeras altas donde se ve mitad de cabeza de pelado.
- Diez círculos en vertical que equivalen a diez baños diferentes.
- Lianas de cables, antenitas de T.V y aires acondicionados en cantidades suculentas. Son injertos en las paredes de ladrillos desnudos.
- Un tanque de agua rudo y erguido. Toldos que bailan hasta plegados. Hay un promedio de dos macetas por balcón (la gente es muy irresponsable con sus plantitas).
- Balcones con reposeras de playa y ceniceros contiguos. Son palcos de una obra sin intervalo.


Avelópolis es palpable e invisible a la vez. Es espacio en cambio.  Es tiempo que pasa.
No son las cosas que la componen, sino la energía que hilvana esas cosas y les da vida.
Pegote de edificios que respiran con un mismo pulmón, remolinos de angustias urbanas.
Es corazón, iris y agujero.
Desde arriba, catarata de smog. Desde abajo, un scrum de cemento.
El solcito matinal la despierta. Avelópolis trasnocha con murciélagos y grillos, y algún grito crispado.
Sus percianas bajas o entreabiertas, son párpados sellados por tristezas vecinas. Las emociones de los que habitan su periferia
se contagian de pared en pared. No es mágico, ni azaroso. A veces hay una ola de mal humor que como una fila de dominós se derrumba.
Otras, Avelópolis flota como un panadero, y se escuchan risas y ruido de besos. Esos día Avelópolis está feliz, acaramelada.

Un plástico transparente

 

Abrí la puerta y te estabas bañando.
Los vidrios empañados, el ruido del agua
detrás de las cortinas,
las cosas escenciales instaladas
fuera de la razón.
Me llamaste, acercaste la cara
y nos besamos a través del plástico
transparente: fue un instante.
Las parejas y las revistas literarias
duran casi siempre dos números.
Sin embargo, de a poco,
le fuimos ganando terreno al río:
días interminables en los que el caos
tomaba tu forma para envolverme mejor.


 de Fabián Casas

La alter-nativa



La Alter-nativa es la otra.
La que busca puerta a puerta cada uno de los anales.
Existe de a ratos como las ilusiones.
Y huele a poesía recién escrita.
Sus ojos son de nadie, de todos, de los que se van
como canto
que rueda
sumiso.
Es mujer bruta que
ama en forma de tribu,
a todo cocoliche nocturno
capaz de atar astros al cordón.
Fumando espera en los ayeres,
dice que son inmejorables.
Llega la noche y es otra. Los bulines más fieros 
la abrazan con candor. Tímida ella 
achina el mirar fundiéndolo con la arcilla
del suelo. Pero habla y hay viento entre sus palabras,
y sabe de juegos entre dos.
Candombeando anda, semilla mulata, es la que no
abandona;
de humus y luna su tacto,
escarba charcos de miedo,
es ella, no otra,
la que él sueña despierto,
la Alter-nativa.

El mismo mar / Amos Oz



Es duro

Abre los ojos con las primeras luces. Las cadenas montañosas
parecen una mujer robusta y tranquila
durmiendo de lado después de una noche de amor.
Una suave brisa, satisfecha de sí misma,
mueve la tela de su tienda.
La hincha, la agita, como un vientre cálido. Sube y baja.

Con la punta de la lengua toca ahora
el hueco de la palma de su mano izquierda,
el punto más interno de la palma. Le da la sensación
de estar tocando un pezón suave, duro.

A través de nosotros

Antes de perdón, está libre la silla,
antes de el color de tus ojos, antes de qué quieres tomar,
antes de soy Rico y me llamo Dita, antes del roce
de una mano en un hombro,
eso pasó a través de nosotros
como una puerta entreabierta durante el sueño.

¿Y tú?

Desgarrada, desesperada, en yiddish, se oye a lo lejos
a una mujer a quien han abierto el vientre
ante sus propios ojos y grita.
Y se oye un gemido en árabe, de nuevo una mujer
cuya casa. O cuyo hijo. Su voz es cortante, terrorífica. Y tú
afilas un lápiz o pegas una cubierta rasgada de un libro. Al menos
estremécete.