Frescura

Frescura
Pero el ruido del mar no se comprende, / se desploma continuamente, insiste / una y otra vez, con un cansancio / con una voz borrosa y desganada.... [Circe Maia, 1932]

viernes

Bacalao deshidratado / Choi Seung-Ho

Bacalaos Julieta


De noche en una tienda de alimentos
entre el polvo asentado con el tiempo
cubriéndose un día más de la suciedad de las manos que los tocan
esperan un día más sin remedio alguno
los bacalaos deshidratados,
un pelotón de bacalaos deshidratados
que cuelgan alineados de un palillo.
Me refiero a las cabezas perforadas por la muerte.
Una veintena de lenguas
tan duras como las piedras.
Creo que he hablado de los mudos de las tumbas
y de personas que padecen estreñimiento de palabras.
Ojos destripados y resecos
aletas endurecidas de los bacalaos deshidratados
pensamientos que parecen palos de madera
personas que parecen palos de maderas sin brillo
personas que llevan en sus corazones aletas frescas
y no tienen a donde ir nadando.
En el momento en el que pienso
son unos infelices,
súbitamente
los bacalaos deshidratados abren ampliamente los ojos
ya lo ves, tú también eres un bacalao deshidratado,
eres un bacalao deshidratado, un bacalao deshidratado
gruñía hasta quedar con los oídos zumbando.
De Autobiografía de hielo
 traducida por Kim Un-kyung
editada por BajoLaLuna


Algo sobre Choi Seung-Ho y Autobiografía de hielo

Nació en 1954 en Chuncheon, Corea.  
El bestiario que despliega en sus imágenes Choi Seung-Ho incluye cucarachas, almejas, arañas, cabras, bacalaos, gatos, cangrejos. Las heces, la sangre, una visceralidad límite, son más que palabras. Por momentos pareciera que la escritura surge de sus tripas. Y no es casual que se tenga la impresión de estar observando “la soledad de un enfermo mental”. El budismo podría ser un amuleto, pero Choi Seung-Ho no se lo toma en serio: “La estatua de Buda que medita medio vestido no tiene pensamientos profundos”, anota. Y aclara: “No tengo palancas / ni fondo de apoyo. / Ni Dios ni Buda pueden ser palancas mías: / estoy solo. / Por no tener nada en qué apoyarme / me apoyo en mí mismo”. Seguir leyendo la crítica de Guillermo Saccomanno en Página 12.

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