Frescura

Frescura
Pero el ruido del mar no se comprende, / se desploma continuamente, insiste / una y otra vez, con un cansancio / con una voz borrosa y desganada.... [Circe Maia, 1932]

miércoles

Un cambio

Un Cambio En Los Climas Del Corazón de Dylan Thomas


Un cambio en los climas del corazón
 vuelve seco lo húmedo, la bala de oro estalla
 sobre la tumba helada.
 Un clima en la comarca de las venas
 cambia la noche en día; la sangre entre sus soles
 ilumina al viviente gusano.

Un cambio en el ojo advierte a tiempo
 la ceguera hasta el hueso; y el útero incorpora
 una muerte mientras surge la vida.

Una sombra en el clima del ojo
 es a medias su luz; el mar sondeado irrumpe
 sobre una tierra sin arpones.
 La semilla que del lomo hace una selva
 divide en dos su fruto; y la mitad se escurre
 lenta en un viento dormido.

Un clima en la carne y el hueso
 es seca y húmeda; el viviente y el muerto
 se mueven como espectros ante el ojo.

Un cambio en el clima del mundo
  vuelve espectro al espectro; y cada niño dentro su madre
 se repliega en su doble de sombra.
Un cambio echa la luna dentro del sol,
 tira de las ajadas cortinas de la piel;
 y el corazón entrega a sus muertos.

lunes

Hay algo

1926 - 2012

Murió Mario Trejo. Hará dos meses me compré su último libro. En realidad, no lo compré, Mario, de alguna manera, vino a mí. Los libros tienen ese magnetismo misterioso del que es difícil escapar, una especie de corazonada inexplicable que se siente al rozar o mirar azarosamente la tapa, o pronunciar bien despacito y para adentro el nombre del libro o del autor.
Creo que fue en la noche de las librerías, el año pasado, cuando ví casi sin mirar su nombre en la tapa de no me acuerdo qué libro, en una de usados en Corriente. Trejo me quedó sonando, porque es corto y raro de pronunciar. No safaste de la "tr" que viene una j jodida. Já, qué estupidez. La cosa es que lo ví en un par de librerías más y me decidí a comprarlo. Lo rescaté del pequeño y árido estante de poesía de la librería El Fénix de Pueyrredón y Juncal, un bulincito que cada tanto me sorprende. Dije algo así como "hoy te venís conmigo", en voz alta; la señora que atiende ya me conoce y sabe que le hablo a los libros, mientras chusmeo sentada en el piso. Me acuerdo que después de llevarme Los pájaros perdidos y  un par más, pasé por Norte y Sandro me armó una listaza de libros que no podía dejar de llevar. Admito que me lamenté haber gastado la plata en el librín de Mario, que excepto por mi intuición, era todo un misterio, sin recomendación alguna. Separé lo justo para el café y con Sandro hicimos magia (en realidad él, porque para los numeros soy de cartón corrugado) para que me pueda llevar lo más y mejor posible. De esa GRAN compra salió Autobiografía de Hielo, 100 poemas chinos... y Casa que vez caminar. Me fui de Norte con la billetera vacía y el corazón a todo galope. Mientras caminaba y fumaba camino a Santé, me sentía feliz. Feliz, enserio. Creo que caminar con libros en la mano por la calle es en la situación que más palpable siento la felicidad. En el bar, pedí el café chico, el único que podía pagar, y saqué Los pájaros perdidos. Lo abrí y putié porque la segunda y tercera página del prólogo de Saccomano me vinieron en blanco. Todo raro con vos, Trejo, pensé y le entré de una a los poemas. No paré hasta el índice. Eso era lo que me querías decir, che. Balazos en la boca.
Hoy me desperté y mientras me cambiaba para ir a la facultad, Sietecase anunció tu muerte. Tardé en ponerme las medias y los borcegos, pensando en toda esta red de conexiones locas que ni sé porqué la estoy escribiendo acá. La cosa es que agarré de mi biblio tu libro y lo llevé en la mano hasta la parada del bondi. Los tiempos me dieron perfecto, fumé, terminé y llegó. Ni bien me acomodé en la parte de atrás, agarrada del respaldo de una mina más o menos de mi edad, abrí Los Pájaros y me puse a leer. Mis ojos corrían por los poemas como queriendo arrancarlos del papel. Miraba cada tanto para los costados, mantenía el libro lo más vertical posible, porque quería que todos leyeran tu nombre. Que al menos una sola vez y sin prestarle mucha atención, pronunciaran tu apellido. Hace un rato volví de mi clase de tango y mi hermana me pidió algo para leer antes de dormir. Le dije: leé a este tipo que se murió hoy y es...Me calló: qué se va morir hoy, dame el libro, que ese tipo está acá.


El doble fondo de tus ojos

De pronto callaron las voces
El viento nos dejaba sordos
El mar se detuvo de pronto
La ola cubrió el horizonte


Un caballo cruzó al galope
El doble fondo de tus ojos
Los días se hicieron más cortos
La vida transcurrió de noche


Sería imposible repetirla
Esa temporada en el invierno
Premonitoria de desastres


Pero fue vida todo es vida
Amor cierto días inciertos
Distancia eterna de este viaje

Los pájaros perdidos. Poemas de amor, Ediciones Continente, Buenos Aires, 2010


Me gustan las palabras de Reinaldo Sietecase de hoy y de siempre...



A PROPÓSITO DE LA PALABRA DIOS

Decirla
Nombrarla
Pedirle
Temerle
Mirarla
Tocarla
Negarla
Gritarla

Creo en todo este caos
Creo en toda esta locura
Crímenes y torturas
Que un día terminarán

Creo en tanta injusticia
Y en la ley de la selva
Vivir es una guerra
Que un día terminará

Yo creo sin embargo
Que en medio del incendio
Cuando todo está ardiendo
Algo hay

Belleza de los locos
Crepúsculos en llamas
Infancia destrozada
Algo hay

Laberintos rabiosos
Espejos sin salida
Amor enceguecido
Algo hay

Ruleta de esperanzas
Recuerdos como flechas
Domingo interminable
Algo hay

Besar por vez primera
Luchar contra el olvido
Inútiles reencuentros
Algo hay

Balazos en la boca
El sol negro de pena
Elegir el olvido
Algo hay

Locura del planeta
Razón del universo
Que ignora el bien y el mal

Tambores en la noche
Repiten la palabra
Obsesa como el mar

Saber que no hay respuesta
Y decir sin embargo
Algo hay Algo hay

domingo

Por tener lo más valioso




Caminábamos, íbamos hundiendo las patas

en el camino que se venía. El frío dolía

donde la piel desnuda, tanto que mis hombros

subían encogidos, casi tocando los lóbulos,

blancos y congelados.


Mientras caminábamos, la ciudad

se calló de golpe. Atrás, en el cordón

quedaron yertas tus dudas y las mías,

plaza adentro, lo que no debía ser.


Caminábamos, cuando al volver

en la pausa el abrazo; el hombre

que balbuceó desde el suelo, echado

al pie del monumento, borracho

sentí lástima por tener lo que él no

lo más valioso, aunque no dure.


Te miré, absorbiendo tu rostro

me hice un hueco en tu abrigo

y me escondí. Cuando no se puede

hacer nada, mejor bajar la mirada

y envolver bien los ojos.

sábado

Elvio

el encendedor
el que prende
y da calor y se apaga
son solo unos segundos de fuego en las manos
un poder ínfimo, casi irreal
así pienso
en forma de encendedor
las ideas como chispas rápidas
violentas
pensamientos en ráfagas violetas
porque la v corta es la letra qué más está
en mi cabeza
en mi yemas
en mi lengua que se esconde
cede el paso
y muerde el labio inferior al pronunciarla
el sonido callado
pero vigoroso, vibrátil
que vive con rudeza en mi vocabulario maldito
Elvio
papá
el viejo
así de corto, así de seco
casi que no hay lugar
no te deja entrar
el espacio en v
que se cierra en punta
el violeta en los ojos agudos
la mirada con filo
la mirada de los ojos que tiñe
filosos los gestos
la palabra vedada
el color de la navaja 
cuando oxigena la sangre
y ya está, ahora es sangre otra vez
fluyendo con vehemencia
viviendo a los golpes secos
de la nostalgia
encendiendo cosas que se apagan por inercia
que no perpetúan
no permanecen
no continúan
elvio, el vio
ya nadie lo ve
a él
a ese instante que no más
que no vive más
y todo vuelve
pero se va
y te deja así cautivado
encantado con el color
que pudiste
cuando alguien alumbró
lo que llegaste a ver.

martes

Insondable






Barro, chispas y un par de ojos agrietados,
                            la nuca al filo del cordón.

Vos me dijiste
un número,
                  el cómo y el cuándo yuxtapuestos
 y el colectivo sin amagues embistió.

¿Qué mira, señora, escondida detrás de la espaldita de su hijo a upa?
¿Y vos, pibe? Te ví como bajabas el volume del mp3.

Ahora vichan de reojo,
se desbocan
mojan sus costillas en el morbo, tu sangre.

Y yo, tardía en asombro,
empuño la mirada:
juro que algún día asesinaré sus perdones,
                          aunque sean insondables.


viernes

La más linda

Claudia Cardinale
Ruba al prossimo tuo (1968)

Elsa Morante


"...Morante fascinaba una personalidad única, casi extravagante. Judía, hija de un hogar desavenido de los barrios populares, ocasionalmente prostituta en los durísimos tiempos previos a conocer a Moravia, a quien de inmediato veneró, Morante vivía desgarrada por amores imposibles por homosexuales como Luchino Visconti o Bill Morrow, el pintor norteamericano que al suicidarse la sumiría lentamente en el desequilibro mental... Excesiva, apasionada, fanática de los gatos, la lectura de Antonio Gramsci y los poetas malditos, Morante se concebía casi como una gurú: llegaba a sostener que “un nuevo monstruo recorre el mundo: la falsa revolución” y ya lideraba un círculo de jóvenes, “comunistas sin raza ni partido” (Giorgio Agamben, Fleur Jaeggy, Sandro Penna, el mismo Morrow)..."

http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/no-ficcion/confesiones-romanas_0_398360374.html

miércoles

¡Escritores coreanos en Buenos Aires!



Bajolaluna editorial invita a las actividades que los autores coreanos Seongdong Kim y Mu-san Baek llevarán a cabo en su visita a Buenos Aires.

Jueves 3 de mayo 19 horas, Auditorio Centro Cultural Ricardo Rojas, Av Corrientes 2038, Buenos Aires:
Conversación sobre literatura coreana contemporánea. Encuentro con Seongdong Kim y Mu-san Baek.
Los autores Seongdong Kim (Mandala, novela, bajolaluna 2011) y Mu-san Baek (El tiempo humano, poesía, bajolaluna 2011) visitan Buenos Aires con motivo de la Feria Internacional del Libro y conversarán en este encuentro con el narrador argentino Oliverio Coelho sobre literatura, creación, traducción, sus influencias, el vínculo de sus obras con la filosofía, la política y la religión, entre otros varios temas. La charla contará con interpretación simultánea coreano/español.

Sábado 5 de mayo (Día de Corea), 21 horas, Sala Adolfo Bioy Casares, Pabellón Blanco, Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Presentación de “El tiempo humano”, de Mu-san Baek (bajolaluna, 2011)
El libro será presentado por el poeta argentino Horacio Zabaljáuregui, el autor leerá un texto propio y se llevará a cabo una lectura de poemas bilingüe. Una vez finalizada la actividad, el autor firmará ejemplares del libro.

Domingo 6 de mayo, 18,30 horas, Sala Javier Villafañe, Pabellón Azul, Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Presentación de “Mandala”, novela, de Seongdong Kim (bajolaluna, 2011)
El libro será presentado por el narrador argentino Oliverio Coelho y el autor leerá un texto sobre su obra y conversará con el público. Una vez finalizada la actividad, el autor firmará ejemplares del libro.


Aquí críticas y repotajes sobre los libros de ambos autores



martes

Caza/miento



La palabra casamiento suena fea. Me suena a cazar y a miento de mentir. Estar cazado en una mentira. Me da miedo y rechazo. No puedo verlo de otra manera. Estar cazado, preso de algo de lo cual no hay escapatoria. Es difícil imagina un futuro felíz así. Se que a los 20 años tener este tipo de pensamientos es desesperanzador, pero lo creo así. Cazarse con una persona, con una cosa, con un estilo de vida, no lo siento una elección personal, sino más bien un mandato que no sale tanto de la razón o el corazón, sino del miedo, la conveniencia o alguna otra causa oculta.


Prefiero llamarle “unión conyugal”, por compleja y aburrida que suene la construcción. Dos personas que tiran de un mismo yugo. Que eligen vivir tirando con esfuerzo un carro que carga con eso que ambos consideran lo más importante, lo más valioso. Querer unir la propia vida a la de otra persona es un acto de valentía. Implica esfuerzo, porque el amor no es un sentimiento, sino más bien un acto de la voluntad. Porque amar en definitiva es poner por delante de uno al otro. Casarse por amor es plasmar este gesto todos los días, a pesar de la rutina, los cambios de humor, los momentos difíciles de la vida y las miserias de la personalidad propia. Por eso, quizás no muchos se casen y muchos se cazan. Porque no entienden el significado esencial de la palabra, la naturaleza verdadera del acto. No sé, yo tampoco lo termino de entender del todo.

No veo el matrimonio como una institución, creo que pensarlo así se convierte en algo que cristaliza y termina por pudrirse, porque lo pétreo no respira. El unirse como cónyuges, en cambio, es un pacto de común acuerdo que crece y evoluciona en el tiempo. Es un organismo vivo que falla, cae y se levanta, al mismo tiempo que los integrantes de la pareja. Tiene más implícitos que explícitos, tiene más aprendizaje que logros, más sorpresas que expectativas cumplidas en tiempo y forma.


Por el momento, falta mucho para que me case. Sin embargo, pienso mucho en el tema. Todos los días de alguna manera se nos plantea un casamiento diferente. Las situaciones cotidiana nos seducen y está en nosotros dejarnos cazar por una mentira o unirnos a una causa y tirar voluntariamente de ese yugo.

Between grief and nothing I will take grief


About the souffle - J.L Godard (1960)
Jean Paul Belmondo y Jean Seberg

25 posibles poemas

Si se ha de escribir correctamente poesía
no estaría de más bajar un poco el tono
sin adoptar por ello un silencio monolítico
ni decidirse por la murmuración.
Es un pez o algo así lo que esperamos pescar,
algo de vida, rápido, que se confunde con la sombra
y no la sombra misma ni el Leviatán entero.
Es algo que merezca recordarse
por alguna razón parecida a la nada
pero que no es la nada ni el Leviatán entero
ni exactamente un zapato ni una dentadura postiza.

Fragmento de un poema de Enrique Lihn



Un desayuno en mi balcón

Lo habrienta que es Josefina

Mi axolotl Anastacio

Cómo ve un gigante la ciudad


Reñaca en escalones

Alvaro y su letra que no es fea

La rampa de la Biblioteca Nacional

Esa noche en Campana

Mi primo y su triunfo

La sonrisa de mis amigas

Un perro de arena

Un jugador de fútbol que ví en un
diario chileno y me gustó

Las pirámides humanas

Porqué me gusta tomar sol

Gabriel


Los libros que me recomendó Grillo

Qué ganas que tengo de un perro

La colmena y él

El mate y Calveyra

Uruguay

Cafetear sola por Buenos Aires

Una mamá en una esquina

El Ateneo y Martín

Los juguetes de mi viejo

Cómo me gustaría que me guste Pink Floyd

Los Mareados


Anoche bailamos, me gusta ver como el tiempo moldeó nuestro abrazo. Al principio, de tierra y agua, ahora de un barro homogeneo, negro y húmedo. Un amasijo de tangos, suela de zapatos, mis hebillas, los restos tu gomina, mis medias corridas y tu perfume; nuestro abrazo se va ensuciando de nosotros. Y avanza a medida que bailamos.

Mente en la lejanía, en los límites de la pista. Solo tu aliento se oye cerca, primero. El espacio vital del abrazo es el único espacio en el que existo. Y las cosquillas en las costillas, tus dedos como tocando un acordeón. Buscando hacerme reir un rato, nada más. Y marcás los acentos. A veces me doy cuenta que no sé dónde acentuar mi vida. Cuelgo mi cuerpo, es un apile emocional, y me dejo llevar. Bailamos.

Los movimientos tienen un motor desconocido. Los torsos en paralelo, la mirada en el cuello, las yemas en carne viva y una marca que habla. Y siento tu preocupación de hombre; no sé que percibirás en mí, pero palpo tu esfuerzo por desenchufar esa batería pesada que me corta el circuito de a ratos. Me hace bien sentir eso. Y te abrazo por dentro de tu cuerpo. Y me decís que no se qué, me río. Bailamos sobre nuestras ilusiones, todo se diluye, se vuelve tan real. Y hacés chistes malos y me hablás de cosas sin importancia. Actuás, sos mil hombres en uno. Improvisás un neutro y sos un actor de telenovela mexicana paupérrima; un asesino que se come las s medio patético, un gran intelectualoide experto en nada. Me río de nuevo. Giramos, nos mareamos, como en el tango. También me burlás, me hago la enojada, y jugamos. Sos un payaso; cuánto necesito de esas payasadas.

Pocas veces te miro a los ojos. De esas pocas, hay pocas en las que logro la mirada justa. Se produce algo así como un eclipse de iris, un instante de calma absoluta. Se cierra el campo visual, hay un recorte de tiempo, y quiero abrir tus ojos como un par postigos. Vos pestañas, hay unos segundos de delay, y nos quedamos mirándonos, flotando en ese abrirse de puertas empolvadas. Es que tus ojos a veces son dos bolas de polvo. Por dentro, algo se me ablanda, no sé si es el corazón. Pero siento la sustancia de la que está hecha calma sobre mi cara y sé que ví más allá, aunque no me acuerde qué. Para mi está bien así; hay cosas que no se deben forzar, decía mi abuela, que se guardan dentro de nosotros solas. Casi siempre después de este ínfimo ritual, me rasco la nariz y miro para otro lado. El silencio se llena por inercia de palabras vacias y bailamos un tango más o dos. En la cuadras de vuelta a casa, mientras fumo el último cigarrillo del día, pienso qué mágico se vuelve el hecho común de mirarte a los ojos, y qué felíz me hace bailar tango olvidándome de todo.