Frescura

Frescura
Pero el ruido del mar no se comprende, / se desploma continuamente, insiste / una y otra vez, con un cansancio / con una voz borrosa y desganada.... [Circe Maia, 1932]

domingo

uno de Eugenio Montale

La anguila

La anguila, la sirena
de los mares del norte
que deja el frío Báltico
para llegar a nuestros mares
a los estuarios y los ríos nuestros
que remonta avanzando
por lo hondo contra la corriente
de cauce en cauce y luego
por afluentes más pequeños cada vez,
siempre hacia adentro, al corazón
del peñasco, y se queda
filtrándose en los hilos
de agua turbia y de barro hasta que un día
una luz disparada desde los castaños
le enciende un sobresalto
en pozos de agua muerta,
en los pozos que bajan
desde los Apeninos,
la anguila, antorcha, látigo,
flecha de Amor en tierra
que sólo nuestros secos
arroyos reconducen
al paraíso
de la fecundación,
la anguila, el alma verde
que busca vida ahí
en la desolación ardiente,
una chispa que dice
todo comienza cuando todo
parece ya carbonizado,
enterrado tocón;
la pupila fugaz,
igual a la que engarzan tus pestañas,
y brilla intacta entre los hijos
de los hombres hundidos
en tu fango, ¿podrías
creer que no es tu hermana?

Traducción: Alejandro Crotto



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