Frescura

Frescura
Pero el ruido del mar no se comprende, / se desploma continuamente, insiste / una y otra vez, con un cansancio / con una voz borrosa y desganada.... [Circe Maia, 1932]

jueves

Diálogo entre dos elefantes, uno joven y otro anciano, dentro de una cueva.




Che, habitemos esa suavidad post tormenta, post malón.  Mirá como el viento ya calmó
y aremolina las hojas: parece un ritual mítico.

Hay que vivir sabiendo que no hay nadie que se salva.

Dale, salgamos de una vez. No te traiciones mordiendo tierra vuelta polvo,
dejá ya esas particulas de una orilla re lejana.

El musgo estacionado en tus mandibulas ya es saliva:
es el color de tu nueva voz.

Mirá la tribu, míralos. Están dele mano sobre boca, mano sobre boca
puro grito y repique: punta talón, punta talón, en el suelo.

Todo es cuestión de un galope y otros artifcios,
pero este reflejo  de sol violaceo y blancuzco es un regalo.

¡Escúchalos, no cantan un himno sagrado,  
son sus giros que nos hablan de dios!

Entonces que no termine el ritual,
que no termine este carnaval de aguas verdosas.

Creo que ya estamos cubiertos de lunares.

Bendito ese moho. Ese invento que todavía no llegó y apenas
entre rumores,  sabemos.



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