Frescura

Frescura
Pero el ruido del mar no se comprende, / se desploma continuamente, insiste / una y otra vez, con un cansancio / con una voz borrosa y desganada.... [Circe Maia, 1932]

miércoles

hober y loly

Por azar, me topé con este videíto casero en youtube. Los sujetos que hacen música en él son bien conocidos. Hober y Loly, dos personajes entrañables de mi verano en Rocha. El primero, es la boina apenas caída, la mirada tímida y una voz acaramelada y mansa como un cambio de marea. Tiene tintes drexlerianos fusionados con el susurro anónimo que se oye al fondo de un toque de candombe. El segundo, el Loly, tiene fuego en las manos y los ojos más llenos de furia que ví en mi vida. Yo estaba ahí, la noche en que sus uñas de acrílico -las naturales hacía rato se habían muerto de tanto darle a las cuerdas en los metros de barcelona- se estallaron en pleno show. No hay poesía en eso. El tipo tocaba con todo el cuerpo, hasta las últimas consecuencia... Ambos son oriundos del Chuy y se habían venido para Punta del Diablo a inundar la aldea de música. Ese era su estribillo en eterno bis: como hombres fieles al mar, todos los días salían a la pesca de oídos. Pasaditas las ocho, cuando el cielo se teñía de unos rojos violáceos que daban calambre, apuraban los últimos mates y levantaban vuelo. Tengo la imagen nítida de cuando se perdían por las callecitas de tierra camino al centro. Dos cuerpos con las guitarras tatuadas al hombro, siempre en fuga en busca de un buen sitio donde hacer ruido...
Tiempo después, descubrí que a Hober se lo puede escuchar por acá; y al Loly, intuyo, que en una calle perdida por algún rincón del mundo. Anticipo que en este video viene con los comentarios de quienes los filmaron de yapa. No sé quienes son. Sí, todo es muy naturalista... como estos dos locos, que no sabían de pose, sino que eran puro arte y espontaneidad.


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